domingo, 7 de diciembre de 2014

«La llamada de Cthulhu» [y otros relatos] de Lovecraft.

Lovecraft aportó a la literatura fantástica un horror cósmico muy original e innovador pero que adolece en mi opinión de una frialdad narrativa que mutila la expresividad de los personajes y la riqueza de su progresión psicológica en torno al miedo, en ello también parte de la implicación del lector; eso es lo que puedo decir por ahora

Antes de nada...

Al ser en realidad una antología de once representativos relatos del autor, aprovecho para introducirlos todos en esta misma entrada; eso sí, de manera muy paulatina (por ahora sólo he leído el más destacado: «La llamada de Cthulhu»). No haré ninguna conclusión, por tanto, hasta que no hayan sido leídos y analizados todos, a manera de compendio de ideas generales.

El análisis no contiene spoilers, aunque se transcriben ciertos fragmentos que sirven de ejemplo a mis apreciaciones o bien para situar al lector directamente sobre la esencia de la obra, no malogrando el interés por la lectura.

También tenéis la opción de tirar de las líneas remarcadas para saltar directamente a las zonas que he considerado importantes.

La siguiente imagen corresponde a la edición que yo mismo he leído:



Edición 2012 de Alianza (diseño de cubierta: Elsa Suárez Girard).

Agradezco cualquier impresión o corrección. Un saludo.


Análisis:



«La llamada de Cthulhu»:



«Que no hay muerto que yazga eternamente, y con ciertos eones puede morir la muerte.»

Atraído por la enorme celebridad del relato, me embarqué en una lectura que si bien no precisamente trepidante tampoco se termina de hacer aburrida.

La obra presenta la apariencia estilística de un manuscrito efectuado por un hombre que hereda las pertenencias de su tío abuelo –un reputado experto en arqueología muerto en dudosas circunstancias–, entre las cuales encuentra una insólita caja en cuyo interior halla una investigación en curso sobre unos extraños cultos esotéricos y los paralelismos que obtienen respecto a las pesadillas que determinados sujetos sensibles sufren en períodos concretos y que les lleva a conclusiones comunes: aprecian enormes estructuras y estremecedoras letanías en un lenguaje harto extraño y muy difícil de reproducir a la fonética humana.

«(...) Al dormirse tuvo un insólito sueño en el que se veían grandes ciudades ciclópeas de titánicos sillares de piedra y monolitos que se alzaban al cielo, chorreantes de fango de color verdoso y presagiando un horror inminente. Las murallas y las columnas estaban cubiertas de jeroglíficos, y de algún punto que no sabría localizar por debajo de las murallas había surgido una voz que no era humana, un ruido difuso que sólo la imaginación podía transformar en sonido pero que intentó transcribir por un casi impronunciable revoltijo de letras: Cthulhu fhtagn

Interesado por esta gran preocupación de su tío abuelo en los últimos tiempos y presintiendo que además podría relacionarse con su difícilmente explicable muerte, nuestro protagonista va relatando sus descubrimientos según fueron sucediendo, primeramente lo referido a los manuscritos de su tío abuelo, luego las experiencias de un inspector frente a las citadas sectas y, por último, las de un marinero que sufrió una terrible experiencia cuerpo a cuerpo con el quid de la obra. 

Irá descubriendo que el ser humano obtiene una presencia mínima en el universo en comparación con unos aterradores y malvados seres cósmicos –denominados "primigenios" y entre los cuales el más poderoso es Cthulhu– que permanecen aletargados en diferentes puntos de nuestro planeta, mientras que un culto a su servicio realiza macabros rituales en su honor, en espera a que los astros sean propicios y sus señores puedan despertar e iniciar una nueva era de sangre y devastación. El protagonista, además, es escéptico en sus descubrimientos en un principio y objetivo e incluso claramente preocupado mientras los relata, una vez ya ha recabado demasiadas pruebas como para ignorar la evidencia.

¿Miedo? A mí personalmente ninguno; es más, la fisionomía del famoso Cthulhu descrita en frío no hace más que proyectar una imagen rocambolesca y algo ridícula. Pero hay que tener en cuenta lo siguiente: los relatos de Lovecraft supusieron una gran renovación en la literatura fantástica en general y en la de terror en particular, siendo de hecho muchas veces reconocido como el principal exponente del relato de terror moderno. Desde su época mucho ha llovido y, pienso yo, aun siendo ignorante en este tipo de literatura, que el poder del cine ha de sobrepasar por pura lógica la capacidad de sugestionar mediante la tensión y el repentino pavor que una obra escrita; además es un tema muy explotado y que ha dado muchas formas y grandes exponentes (y rentabilidad) a la gran pantalla a lo largo de las últimas décadas.


«(...) Sintió un espectral torbellino a través de rezumantes abismos de infinidad, de vertiginosas carreras por universos giratorios montado en la cola de un cometa, y de histéricos saltos desde el fondo del averno a la luna y desde la luna al fondo del averno, todo ello animado por un histriónico coro integrado por ancianos dioses jocosos y deformes y joviales tragos de color verde y con alas de murciélago venidos del Tártaro.»

Pero en este sentido se puede achacar también un poco de culpa al propio Lovecraft. Sus descripciones no me han parecido del todo precisas, sobre todo en lo que se refiere a la invasión del miedo en los personajes y su progresión (demasiado repentina, unilateral, inexplicable y por tanto inexplicada para el lector), alude demasiadas veces a que lo espeluznante que plantea es "demasiado terrorífico" para ser expresado, o bien sus personajes se quedan sin habla, se vuelven locos o desfallecen, como intentando que de repente el lector confíe en que se han desmoronado por una irreprochable razón y que, por tanto, bien haría él en espantarse también. No convence, aunque repito que probablemente sea a causa de que mi imaginación, tan acostumbrada a la sonoridad e impacto visual del cine de terror, haga perezosa e insensible mi creatividad frente a lo que Lovecraft va extendiendo.


«Acto seguido, al llegar a un lugar donde la vegetación era menos frondosa, los policías se dieron de bruces con el espectáculo en cuya busca andaban. Cuatro de ellos se tambalearon, uno desfalleció y dos lanzaron un pavoroso grito que, afortunadamente, sofocó la estruendosa cacofonía armada por los participantes de la orgía. (...)»

Ahora bien, hay detalles interesantes en cuanto a narrativa fantástica –Lovecraft genera un planteamiento cósmico muy original y envolvente–, en la cual sí tengo repertorio con el cual contrastar. De «La llamada de Cthulhu» podemos sonsacar claramente el origen de la inspiración para el trasfondo de los Necrones de Warhammer 40k, con elementos prácticamente idénticos como la estructura sectaria, la sed de sangre y de "cosecha", los sacerdotes, la inmortalidad, las ciudades tumba, las arquitecturas esotéricas y terriblemente imponentes (monolitos, criptas, verdes fulgores, etcétera); los C´tan son trasuntos claros de los primigenios de Lovecraft: seres divinos procedentes de las estrellas que inician insaciables cosechas de sangre cada millones de años y, entre tales, reposan en letargo profundo en recónditas estructuras monolíticas. Si extendemos este tipo de paralelismos con otras obras literarias obtenemos curiosidades como que el primarca Conrad Kurze y sus amos de la noche vienen directamente de las obras de Joseph Conrad; el primarca Fulgrim puede compararse muy precisamente con el Dorian Gray de Wilde; Luther de los Ángeles Oscuros evoca a Lucifer y a Martín Lutero; Próspero, planeta del capítulo de los Mil Hijos, obtiene su denominación del personaje de «La tempestad» de Shakespeare, al igual que el planeta natal de los Ángeles Oscuros, Caliban, etcétera. También me recuerda a los daedra en «The elders scrolls» en su Oblivion (al cual "ninguna mirada consciente ha logrado cruzar sus límites"), sobre todo al príncipe daédrico Hermaeus Mora y a sus monstruosos secuaces tal y como podemos verlos a través de los libros negros de Solstheim, en la expansión «Dragonborn». Cuando algo es muy original podemos estudiar las fuentes de las que proviene y llevarnos así más de una sorpresa.




«Ello» de Sidney Sime.



En definitiva, un relato que dio para mucho durante las décadas siguientes en su género –como los también famosos «Mitos de Cthulhu»–, convirtiéndose en constante referencia dentro de él, y que para el lector gustoso de la fantasía y el terror no va a dejar de ser atrayente.


Para terminar, es pertinente destacar lo mucho que se adivina del autor leyendo su obra. Mientras iba avanzando en «La llamada de Cthulhu», no sólo aprecié un estilo "frígido", muy pesimista en cuanto a la condición humana y carente de noción de sociedad (siempre se pone en el lugar de un único individuo, que apenas interacciona con más personas, sobrepasado por las circunstancias, pobre en su configuración emocional: sólo alberga miedo y lógica, nada más), sino claros indicios de racismo o, cuanto menos, de cierta "aversión" sospechosa. Está constantemente remarcando la palabra "mestizo" respecto a los primitivos y malévolos sectarios. Asimismo, siempre destaca que fue un "negro" el que se golpeó con el tío abuelo del protagonista y que se deduce es un sectario que lo asesina de alguna manera por saber demasiado. En primera instancia me dije: «Es imposible, un escritor de su talla no puede poseer una obsesión tan vulgar»; pero picado por la curiosidad investigué sobre el autor y averigüé que era cierto: Lovecraft era un racista hecho y derecho. Además, era asocial (lo que explica la falta de relaciones de sus personajes), reacio al sentimiento de amor humano (de ahí la desnutrición emocional comentada antes), adolecía de cierta "megalomanía aristocrática", y permanecía torturado por una fragilidad física que se acentuó en sus últimos años y por una gran inseguridad probablemente creada o fomentada por su protectora hasta lo febril progenitora; esta tortura y miedo existencial se traslada también a sus personajes.


Aunque, a su vez, puede que gracias a todas estas afecciones a lo largo de su vida hallara la fórmula del miedo: lo que no se puede acaparar con la mente ni los sentidos, lo que te destruye con un sólo golpe, lo que escudriña en la oscuridad, de lo que no puedes esconderte, de lo antiquísimo hasta no reconocer su significación primitiva en tu propia concepción del mundo, lo que transciende dimensiones, la soledad, el trauma, las pesadillas (de las que a su vez, como he dicho, no hay escapatoria)...; todo gira en torno a la inseguridad de nuestra posición en el mundo, que en casos extremos activa el más primario y pavoroso instinto de supervivencia.




«Dagón»:


«Más allá del muro del sueño»:


«El Terrible Anciano»:


«El ceremonial»:


«Arthur Jermyn»:


«La ciudad sin nombre»:


«Aire frío»:


«La música de Erich Zann»:


«El morador de las tinieblas»:




Howard Phillips Lovecraft (1890-1937).

4 comentarios:

  1. Este autor fue de los primeros en crear toda una ambientación original, un panteón (o varios) novedoso, casi una cosmogonía, todo teñido de horror impreciso y amenazas que van de lo cósmico a lo que hay en el sótano de una casa. Y esta recopilación es un vistazo a todo eso.

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    Respuestas
    1. Debo leer más, como mínimo los relatos que aquí restan. Creo que su universo es muy original, pero no me llegaba la historia (he creído que por las razones arriba dadas); quizá hace diez años, pero hoy por hoy... Tengo mis esperanzas puestas en Poe en cuanto al relato de terror.
      Gracias por su aportación. Un saludo.

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    2. Pues aunque sea arriesgado porque puedo equivocarme, tal vez se lleve un chasco con Poe si lo busca desde la perspectiva del terror como tal. Ya me contará.

      Y respecto al bueno de Lovecraft, su fuerte nunca fue escribir. Su técnica, salvo en casos excepcionales, no fue lo que le dió su fama en su tiempo y ahora, sino lo que contaba, el trasfondo, lo que hay más allá de lo que conocemos y que es amenazador.

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    3. Tengo una edición muy dilatada –mil doscientas páginas– de los cuentos de Poe (la traducción de Cortázar para Alianza), y con todas las lecturas que tengo prácticamente fijadas para este año no hay hueco para él hasta el 2016, muy a mi pesar; entonces le diré que tal, por lo que he podido estudiar de él parece a todas luces un autor muy, muy singular; el resultado de la experiencia me lo represento imprevisible, ojalá haya más suerte que con Lovecraft.
      Los mundos enormes siempre me han llamado la atención (mitología griega; Tolkien; Warhammer; R. A. Salvatore), y por ello mantengo viva la esperanza en Lovecraft, aunque, coincido plenamente con usted, no me agrada su estilo narrativo.
      Gracias por su aportación. Un saludo.

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